Astrid: la mujer que huyó de los zetas de Guatemala
El triángulo norte de Centroamérica, compuesto por El Salvador, Honduras y Guatemala, es una de las zonas más expuestas a la migración forzada.
Astrid Díaz nació en Guatemala, específicamente en el área del Trifinio en Chiquimula, colindante con las fronteras de El Salvador y Honduras. En su país tenía tres ocupaciones: madre, profesora y comerciante.
Astrid administraba un negocio que por 50 años fue familiar, se importaban cocinas a El Salvador; sin embargo, nunca imaginó las consecuencias que le traería mantener su negocio a flote en un país gobernado por las pandillas.
Actualmente, en Guatemala se le cobra a muchos negocios el llamado “impuesto de guerra” de las pandillas. Los integrantes de estas organizaciones, que hoy se han vuelto más corporativas, se encargan de cobrar el dinero por medio de extorsiones, amenazas y el peor de los casos, asesinato. Debido a esta problemática, los índices de violencia organizada en Guatemala son elevados.
Según el informe semestral sobre la violencia homicida en Guatemala, este año se registraron 23 asesinatos por cada 100 mil habitantes en el país.
La familia de Astrid comenzó a indagar sobre la muerte de su tío, hasta enterarse del culpable del crimen: Guayo, el líder del cartel de los zetas. Este señor pretendía que le pasaran droga a El Salvador al importar los productos de su negocio. Lamentablemente, la muerte del tío no calmó su sed de amenaza y recurrió a buscar a Astrid para obligarla a pasar la droga. Ella se negó durante varias ocasiones, pero Guayo torturó a su hijo, quien hoy no escucha en su oído izquierdo a causa de un disparo.
Ante el miedo a perder su vida y la de sus hijos, Astrid huyó dentro de su mismo país. Sin embargo, el jefe del cartel los volvió a encontrar, esta vez a través del juzgado, mientras ellos intentaban vender el negocio. El jefe les dio una última advertencia, y allí fue cuando Astrid huyó de inmediato a Honduras, con nada más que su ropa puesta. Sin embargo, en Honduras no le ofrecieron protección, así que siguió su camino hasta llegar a Costa Rica. Hoy ella es refugiada en el país.
Astrid llegó en febrero de 2018 a Costa Rica, aquí empezó una nueva vida. Sus esfuerzos la han llevado a instaurar un nuevo negocio de venta de incienso en el país.
La migración forzada en centroamérica a causa de las extorsiones de las pandillas se ha vuelto bastante común en las últimas dos décadas. Hoy, miles de personas buscan alternativas como caravanas de migrantes, mientras que otros recurren a huir solos para que nadie se entere y evitar torturas o la muerte.