La huella del narcotráfico en las áreas silvestres del sur costarricense
El narcotráfico es desde hace años una de las principales problemáticas que enfrenta el país y los esfuerzos para detenerlo parecen ser, hasta el momento, insuficientes.
Los grupos narcotraficantes, en su ruta desde América del Sur hacia Estados Unidos y Europa, encontraron tierra fértil para almacenar su droga: las áreas silvestres del sur de Costa Rica.
Escasos pobladores, poca vigilancia policial e insuficiente cantidad de guardaparques convierten a estas zonas en puntos ciegos que las redes de narcotráfico aprovechan.
Un informe de la Fundación Neotrópica llama la atención sobre esta problemática. El estudio se enfocó en el parque nacional Corcovado y el humedal Térraba Sierpe. Además, las aguas del refugio Isla de Caño también sufren contaminación pues es zona de paso para lanchas y embarcaciones narco.
Según el director de Neotrópica, Bernardo Aguilar, los narcotraficantes usan estos espacios para bodegaje, reabastecimiento de combustible y cambio de modalidad de transporte marino a terrestre o aéreo. Estas actividades producen importantes efectos en el ecosistema.
Guardaparques que han trabajado en Corcovado confirmaron que en la zona suelen percatarse de actividad irregular, relacionada con actividad narco.
“Desde hace unos 10 años comenzamos a ver el fenómeno del narcotráfico dentro del parque nacional Corcovado, en la costa”, afirmó Roberto Molina, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Ambiente y Energía (Sitraminae).
De acuerdo con Molina, en esa ocasión una lancha con personas a bordo encalló en el sector de Salsipuedes. Desde entonces la situación comenzó a darse con más frecuencia.
Un guardaparques de Corcovado, a quien llamaremos Juan para mantener identidad protegida, explicó que los grupos narcos utilizan espacios de este parque y los canales del humedal Térraba Sierpe para almacenar la droga durante una o varias noches.
“Yo he participado en un (decomiso) dentro del parque, en Salsipuedes. Ahí dejaron la droga de un día para otro y nosotros llegamos con Fuerza Pública y se hizo el hallazgo de la droga (...). No es que la esconden, la tienen ahí para enfriarla (la droga)”, afirmó Juan.
La gran cantidad de canales en el humedal facilita el almacenaje de la droga y dificulta la labor de los guardaparques.
Sin embargo, el problema presenta otra arista. No solamente se trata de grupos narco organizados, sino gente de las comunidades cercanas que llegan a las costas del parque para buscar droga escondida o que quedó flotando.
“Al ser tan extensa la zona de playa (...) y tan poco el personal para trabajar en ese sector ellos (narcotraficantes) logran entrar a bocas como la de Llorona y algunas veces logran esconder esa droga y otras veces es gente de la zona que más bien va a buscar droga que está flotando”, aseguró Molina, del Sitraminae.
Juan también mencionó que estas personas ingresan por el sector de San Pedrillo o Carate no solo en busca de droga, sino que extraen huevos de tortuga, moluscos y otros animales, además dejan residuos y hacen “champas”, que son ranchos de plástico y palma.
Los guardaparques, sin embargo, carecen de equipos para contrarrestar la presencia de estos grupos y además existe recurso humano insuficiente. En Corcovado trabajan solo siete funcionarios para las 42 mil hectáreas terrestres del parque, más las 3 mil hectáreas marítimas, y disponen de solo una patrulla.
Por esta razón, se han hecho colaboraciones con Fuerza Pública y Policía de Fronteras para que ellos se hagan cargo de los decomisos.
EVIDENCIAS
De acuerdo con el director de Neotrópica, Bernardo Aguilar, en la zona sur identificaron evidencias de la presencia del narcotráfico.
En primer lugar, Aguilar mencionó la existencia de pistas de aterrizaje clandestinas. Sobre este tema, guardaparques aseguraron que en Corcovado existe una pista de aterrizaje oficial de Aviación Civil, pero carece de vigilancia.
Una segunda evidencia, según el informe de Neotrópica, es la narco capitalización. Este término se refiere a los destinos finales del dinero del narco, que se reinvierten en la zona para beneficiar la misma actividad delictiva.
Aguilar mencionó que, en poco tiempo, algunos pescadores han mejorado sus equipos y pasaron de tener lanchas sencillas a embarcaciones con mayor capacidad.
Este mismo estudio de Neotrópica se realizó en Guatemala y Honduras. En ambos países existe una evidencia mucho más tangible de la presencia del narco: amenazas y asesinatos de ambientalistas y guardaparques.
Neotrópica no tiene documentado hasta el momento algún asesinato relacionado con la conflictividad ambiental en la zona sur de nuestro país.
Pese a esto, la situación en Costa Rica no deja de ser preocupante. ¿Qué están haciendo nuestras autoridades?
A pesar de intentos para conocer la versión del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), no recibimos respuesta al cierre de esta información.